18 de octubre de 2013

Castillo Ygay 1942 Reserva Especial

Vino: Castillo Ygay 1942 Reserva Especial
Bodega: Marqués de Murrieta (Logroño, La Rioja)
Enlace de la bodega: http://www.marquesdemurrieta.com
Denominación de Origen / Zona: D.O.Ca. Rioja
Variedades: 60% tempranillo, 30% garnacha, 10% mazuelo
Alcohol:
Elaboración: Uvas procedentes del Pago la Plana, en la zona más alta de la Finca Ygay. El vino fermentó en tinos de roble americano durante 30 días. Permanece durante 6 meses en grandes tinos de la época fundacional (6.000-7.000 litros) dónde finaliza la fermentación y se estabiliza antes de pasar a criarse en madera. Maduración a lo largo de 4 años en barricas semi-nuevas de roble americano de 225 litros. Tras esta crianza es trasegados a tinas de madera usada dónde realiza una nueva maduración a lo largo de 31 años, 372 meses en total. Embotellado manual directamente desde las barricas. Un mínimo de 5 años en botellero antes de ser comercializado. Las primeras botellas aparecieron en el mercado a mediados de 1983 para sustituir a la cosecha de 1934. El corcho es sustituido cada 20 años para facilitar el buen desarrollo en botella. 

Nota de cata: De color rubí rojizo de capa media-alta. Extraordinaria intensidad y concentración, muy estable, sin apenas diferencias entre el ribete y el menisco. Brillantísimo, limpio, luminoso, con reflejos granadinos y cobrizos. Borde igualmente cobrizo, muy estrecho. Imposible acertar sus setenta y tantos años de edad.

Esto no tiene explicación. Si algo define a este vino es su profundidad císmica y un halo de misterio y oscuridad que envuelve ese pozo sin fondo, en el que va ocurriendo de todo, sin pausa. Como la lámpara de Aladino... Al abrir exhala un tufillo a casquería. Parece apestoso, pero para nada: notas de faisandaje, sangre, caza, pluma, coagulación. Muy de la escuela de Fleet Street... Lleno de detalles, complejísimo, cambiante, con mucho peso y amplitud. Arrastra en todo momento una suave expresión de fruta roja muy madura, casi endrinada, y fragantes notas de flores marchitas que se funden con el resto de registros. Nos va llevando a un paseo entre estancias regias, maderas exóticas, barnizadas, salas de fumadores (cava de puros, habanos, ceniza), sillones de cuero. Señorial, aristocrático, con ese aire de grandísimo vino que tienen los Castillo de Ygay entrados en años. Aparece una veta de especias orientales, de vainilla, clavo, pólvora, cardamomos negros, y un toque a resina aromática, corteza de olíbano, con cierto perfume a incienso y anticuario de fondo.

En boca lo primero es un cañonazo de acidez que corta la boca, hiriente. Lleno de vida y de una energía que desborda la copa. Concentrado, potentísimo, con unos taninos firmes y nerviosos, que en contra de lo que cabría pensar para nada desentonan con un conjunto general de extrema elegancia y de un clasicismo casi ampuloso. Murrieta en estado de gracia, Rioja universal. Fresco y graso a la par, con una estructura pétrea, lleno de fruta roja, picante, fresco, de profundidad telúrica y un eterno final térreo-mineral. Largo, pletórico, especiado, lleno de emoción y juventud. Vino imprescindible e irrepetible. Nos preguntamos cómo en plena posguerra se consiguió elaborar algo así. No pudo ser fruto de la casualidad. Aquí hay una montaña de "know-how", de cuando no existía ese término. Todos querríamos envejecer cómo este coloso, sin echar arrugas, sano como una manzana. Éste va para bicentenario. Quién pudiera!!!!

Nota personal: 99
Nota del grupo de cata:
99
Precio: 


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