Bodega: Avignonesi SPA
Enlace de la bodega: http://www.avignonesi.it
Denominación de Origen / Zona: D.O.C. Vin Santo di Montepulciano (Toscana, Italia)
Variedades: 100% prugnolo gentile
Alcohol: 14.5% vol.
Elaboración: Vendimia manual y selección de los granos que no supera el 20% del total del viñedo. Las uvas se secan en una superficie escalonada de esteras en forma de litera durante seis meses, sin que los granos se manipulen en ningún momento. Después de dos meses de fermentación se introduce el vino en viejas barricas de roble de 50 litros, conocidas como caratelli. Éstas se llenan con nueve décimas partes de su capacidad. Es decir, con 43 litros de mosto y 2 litros más de las madres. Crianza durante 120 meses, 10 años, hasta su embotellado. Según la bodega el momento ideal es en el mes de mayo, al final de la luna menguante. Producción limitada a 1.450 botellas.
Nota de cata: De color ámbar claro, reflejos cobrizos y rojizos, limpio, lágrimas gruesas y permanentes.
Explosivo y fino en nariz, elegante, complejo, confitado. Inicialmente abundan las notas de mermelada de naranja, madroños, melocotón, ciruelas claudia... La barrica aporta recuerdos de duelas envinadas, whisky de malta, chocolate blanco, avellanas. Interminable. No se viene abajo en ningún momento ganando cada vez más en elegante notas oxidativas. Necesitado de unas semanas de apertura para seguir aireándose.
En boca es toda una sorpresa, enoooorme, cremoso, concentrado, redondo, con un tacto aterciopelado, suavísimo. Hay de todo y todo abunda: la fruta pasa, las especias, los toques rancios, los ahumados, el cacao, la mermelada amarga... Un Vin Santo de altura que todavía tiene que aguantar un mínimo de 20 años en botella para acabar de redondearse. En 10 años será un vino perfecto, ahora ya casi lo es.
Nota personal: 95
Nota del grupo de cata: 95
Precio: 175 €
El Vin Santo es una de las especialidades más extendida en Italia, siendo la Toscana, Trentino-Alto Edigio y Umbría las áreas con mayor prestigio en su elaboración. El nombre debe su origen a la tradición de dejar deshidratar las uvas hasta la primera luna llena de primavera. Es decir, hasta el inicio de la Semana Santa. Este largo periodo de espera, superior a la mayoría de passito italianos, se diferencia entre otras cosas del resto por no dejar secar los uvas sobre camas de paja ni deshidratarlas bajo el sol. El uso obliga a que los racimos se cuelguen de los techos de los graneros consiguiendo así una de las estampas más clásicas de la viticultura italiana.
La elaboración del Vin Santo es artesanal y para nada ortodoxa. Cada productor tiene su propio método y éste en alguna cosa siempre difiere del resto. Las barricas son más o menos grandes, más o menos nuevas... Las variedades de uva cambian, aunque predomine el uso de la malvasia, trebbiano, grechetto, nosiola o colombana. A pesar de la diversidad que representan los Vin Santo, sí que se aprecian cambios significativos en los últimas décadas. El más importante es la apuesta por un perfil más juvenil, con una cada vez mayor expresión frutal sustentada en una firme acidez. Esta búsqueda de nuevos consumidores y de un producto más inmediato y fácil de beber ha echado a perder la paleta oxidativa tradicional y como consecuencia ha limitado el tiempo de guarda (superior en muchas casos a los 30 años) del que hacían gala estos vinos.
El Occhio di Pernice se elabora con las técnicas tradicionales introduciendo las mínimas variaciones y siempre orientadas a una mejora del producto final: sustitución de la prensa de cuerda por prensas neumáticas, presiones suaves para extraer un mosto puro, y sobretodo el uso de la prugnolo gentile (sangiovese) que prácticamente no extrae color de los hollejos. Esta es la razón del nombre del vino: Occhio di Pernice (ojo de perdiz). La cantidad que de mosto que se obtiene después del secado no supera el 15% del total de la uva con una cantidad de azúcar que supera el 55%. Uno de los grandes secretos del vino es el uso de las viejas madres, un sedimento oscuro y denso extraído del fondo de las barricas, ricas en compuestos de levaduras autóctonas especializadas en vivir en un entorno tan rico en azúcar. El resultado es un vino dulce inigualable en su género. La única discusión posible es saber si el Occhio di Pernice supera al Vin Santo Avignonesi. Qui lo sa...
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